domingo, 23 de septiembre de 2018


NOS HA VISITADO UN PROFETA

Ha pasado por Fraga un artista-cantante, Rubén de Lis. 

Y entre sus canciones nos ha hablado de Dios, de hacerle casode convertirnos.

¿Cómo eran los profetas en el Antiguo Testamento?:  personas sencillas a las que Dios hablaba y les encargaba una misión: transmitir al pueblo, a su pueblo de Israel, sus mensajes para que le hicieran más caso, que no cayeran en idolatrías y banalidades, para marcarles el camino correcto en el amor a Dios.

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¿cómo puede Dios hablar con los jóvenes de hoy, del siglo XXI?:  
¿Dónde?, si están alejados de la Iglesia y sus celebraciones.  
¿Cuándo?, si siempre están tan faltos de tiempo con sus diversiones, su móvil, sus ocupaciones mundanas, sus estudios,.... 
¿De qué manera?, si solo les interesa la tecnología, la moda, los deportes,...                       Dicen que no tienen tiempo ni espacio para Dios.
      Pues al igual que hace 3.000 años, Dios envía un profeta a los jóvenes, Rubén de Lis.     Nos lo envía a todos:  ha procurado crearle de forma que sintonice con los jóvenes: joven, inteligente, sencillo, que canta muy bien las canciones que crea, acordes con la música de su tiempo, toca la guitarra eléctrica y otros instrumentos, y da conciertos, especialmente para jóvenes, pero que gustan a todos.  Y en sus conciertos y sus visitas por los pueblos, al igual que los profetas de entonces, va entregándonos el mensaje de Dios:  que hemos de hacer caso al mensaje que nos trajo Jesucristo, los evangelios, ser cristianos 24 horas al día, 365 días al año, no a plazos o con una misa semanal.  Qué, como nos marca el evangelio, se nos tiene que notar en nuestro vivir que somos cristianos, seguidores-imitadores de Jesús.  Somos la sal y la luz del mundo por encargo de Jesucristo, quien nos mando evangelizar a los demás.













Así pues ¿qué tenemos que hacer ahora?: pues hacer oído y caso del profeta Rubén de Lis, como nos recomiendan las escrituras (Lc 16, 19ss) en la parábola del rico Epulón.
Hay que convertirse, y empezar a practicar el ser cristiano vivo, activo, transmisor, iluminador... permanente.